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Changle: El hongo dorado del bosque que nutre y conecta con la tierra

Entre los suelos húmedos y sombríos de los bosques del sur de Chile, brota silenciosamente una joya natural que ha formado parte del saber popular y la cocina tradicional por generaciones. Se trata del changle (Ramaria flava), un hongo comestible que no solo destaca por su sabor delicado y textura suave, sino también por sus notables propiedades nutricionales.

Originario de zonas cordilleranas de las regiones del Maule, Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, el changle crece en pequeños racimos que asemejan ramas de coral dorado. En plena temporada, su recolección es una práctica común entre familias locales y recolectores que conocen los secretos del bosque.

🧠 Un alimento nutritivo y versátil

El changle contiene un aporte significativo de fibra, vitaminas del complejo B (como la B1 y B2) y minerales esenciales como hierro, zinc, potasio, calcio y magnesio. Estos componentes lo convierten en un excelente aliado para mantener el equilibrio del metabolismo, apoyar la formación muscular y prevenir afecciones como la anemia.

Su valor nutricional, junto con su bajo contenido calórico y su capacidad para absorber sabores, lo convierten en un ingrediente ideal para dietas equilibradas y cocina vegetariana.

🍳 Del bosque a la cocina

En las cocinas del sur de Chile, el changle se transforma en empanadas, tortillas campesinas, guisos y salsas. También se sirve salteado como acompañamiento de platos principales o como relleno en preparaciones caseras que reflejan la identidad del territorio. Su sabor, entre dulce y terroso, combina bien con hierbas silvestres, huevos, cebolla y papas.

🌱 Recolectar con respeto

La recolección del changle es una actividad que debe realizarse de forma responsable para proteger el ecosistema del que forma parte. Expertos recomiendan:

  • Cortar solo ejemplares que superen los 15 centímetros de altura.

  • Evitar arrancar de raíz.

  • Cubrir el área con tierra después de cortar.

  • Utilizar canastos de mimbre en lugar de bolsas plásticas, lo que permite que las esporas se dispersen naturalmente.

Este pequeño acto de respeto por el ciclo natural ayuda a preservar no solo la especie, sino también una forma de vida conectada con la tierra y sus ritmos.


🌍 Más que un alimento: un vínculo con la cultura y el territorio

El changle no es solo un hongo: es parte del paisaje, del conocimiento ancestral y de la cocina viva del sur de Chile. Valorar su presencia es también valorar nuestra relación con los bosques, la biodiversidad y las tradiciones que han sobrevivido gracias a la armonía con la naturaleza.

¿Ya lo probaste? ¿Tienes una receta familiar con changle? Compártela con nosotros en los comentarios y sigamos difundiendo el sabor y la sabiduría de nuestra Araucanía.

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