Donde el fuego forjó el paisaje: el asombroso campo de lava del Parque Nacional Conguillío

En plena cordillera de La Araucanía, el Parque Nacional Conguillío guarda un secreto a cielo abierto que fascina a quienes se aventuran por sus senderos: un campo de lava volcánica, vasto y silencioso, moldeado por la furia ancestral del Volcán Llaima, uno de los más activos de Sudamérica.

Este impresionante territorio, formado por sucesivas erupciones a lo largo de la historia geológica del volcán, se extiende como una cicatriz mineral sobre el verde nativo. Lo que una vez fue bosque, hoy es un mar de roca endurecida, donde la vida resiste y se abre paso entre grietas oscuras, como símbolo de renovación.

Un viaje a través de un paisaje extraterrestre

Caminar por este campo de lava es como visitar otro planeta. El suelo áspero, de formas caprichosas y textura rugosa, desafía cada paso. Las rocas de basalto negro, moldeadas por la presión del magma, contrastan con el verde de los bosques de araucarias y coigües que rodean el área, creando una escena única e inolvidable.

No es solo un atractivo turístico: es una lección viva de geología. Cada metro recorrido es testimonio del poder de la Tierra, de cómo los volcanes pueden transformar radicalmente un paisaje en cuestión de horas. Este fenómeno ha sido objeto de estudio para geólogos y vulcanólogos, interesados en entender mejor los procesos que dan origen a este tipo de formaciones.

Entre la destrucción y la vida

Aunque el terreno parece inerte, con su apariencia árida y silenciosa, la naturaleza encuentra formas de volver. Entre las grietas de la lava ya se asoman líquenes, musgos y, con el paso de los años, pequeños arbustos que anuncian el retorno del ecosistema. Es un proceso de regeneración lento pero constante, que evidencia la resiliencia de la vida.

Este paisaje también nos recuerda lo efímero de la estabilidad natural: donde hoy crece un bosque, mañana puede surgir un nuevo campo de lava. En La Araucanía, la tierra está viva, y Conguillío es uno de los pocos lugares del mundo donde ese dinamismo se puede observar tan de cerca.

Una experiencia que deja huella

Visitar el campo de lava del Parque Nacional Conguillío no es solo una excursión más: es una invitación a reflexionar sobre nuestro lugar en la historia del planeta. Aquí, el pasado geológico se encuentra con el presente natural en una escena que asombra, educa y emociona.

📍 Consejo del editor: No olvides llevar calzado adecuado, respetar los senderos marcados y detenerte unos minutos a contemplar el paisaje. No se trata solo de verlo: hay que sentirlo.

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